sábado, 21 de noviembre de 2009

Delirio.

Consciente soy que la distancia me aleja de ti en el espacio y a la vez, me diferencia en el horario. Esto me provoca expectación por si existe una mínima posibilidad de encontrarte como antes; me hace buscarte en cualquier parte, esperarte sin reloj, agranda mis ganas de verte, de sentirte, de mirarte, mi necesidad de ti se expande como el espacio.
A veces quiero escapar de aquí, salir de esta tierra ajena, lejana y fría. Me ilusiono con la posibilidad de saltar y volar como si estuviera en el cuento de Peter Pan. Impulsarme hasta el cielo y la tercera nube a la derecha directo a tu sofá, a tu terraza, a tu estancia, a tu presencia. Renuevo en este cuento nuestras conversaciones bajo la luz de esos focos que son las estrellas en la noche, de las sombras de los portales que genera la brillante luna, de la intimidad que proporciona Madrid en la medianoche. La posibilidad imposible de que “Nunca Jamás” me alejaré de ti pues no hubo decisiones previas. Al final paso la última página y cierro el libro. Solo un cuento puedes ser.
Otras veces, cuando el sol cae para dar relevo a la luna, en ese instante donde se toca con la tierra dividiéndolo por la mitad, compartiéndolo con tu lado del mundo; gustaría de ser un gran pintor, agarrar un pincel y disfrutar de la paleta de colores que me proporciona el firmamento. Éste ofrece tonalidades de rojos, naranjas, violetas y azules, mezclados con el blanco de las nubes. Poder dibujarte en esa gran bóveda que es la tierra tal como hicieran los pintores del Renacimiento pero con los colores de los impresionistas. Morado oscuro el pelo, de constante cambio, dependiendo del reflejo y golpe de luz sobre él. Ojos marrones cristalinos, claros y brillantes capaces de reflejar las realidades de “Las meninas” de Velázquez. Dientes marfil, sonrisa pura, pícara, juguetona. Estiloso cuerpo que perfilo en un solo golpe sin levantar el pincel con colores azules y rosados pastel. Dar movimiento a tu andar brioso, seguro, incansable aunque necesitado de una mano, de un cuerpo, de una mente que le de sustento. Al final el color se termina, el sol marcha contigo y me cubre de negro borrando mi pensamiento. Solo un dibujo puedes ser.
Tantas otras, puedo encontrarte en mis sueños que son baúl de mis recuerdos. Morfeo los baraja como naipes y abre juego a placer cada noche de las 365 que hay. Impulso y vocación de mis imaginaciones eres. En ellas te haces dueña única de mi ensueño, te me revelas en él, me hablas y te escucho, me acaricias y de gallina se me pone el bello. En ese instante hay tanta fuerza y comunión que se rompe la barrera de lo real, del espacio tiempo, de la ciencia y la lógica. Los pilares del mundo se caen y suspendidos en el aire quedamos, todo podemos hacer pues no hay regla, ni dique, ni ley, ni convención, ni educación, ni sociedad que nos impida compartirnos, dañarnos o definitivamente aunarnos. Mirarte más allá de tu mirada, olerte más allá de tu fragancia, tocarte más allá del sentido del tacto. Saborear ese instante conocedor de que tiene inicio y final, y que cada momento te acerca a éste invariablemente; pero también lo hace único, irrepetible, diferente. Al final, el sin sabor de despertarme al instante, entreabro un ojo, después el otro. Pasar de la cercanía del sueño en la oscuridad, a la lejanía que refleja la luz que muestra la realidad. Solo un sueño puedes ser.
¡Pero que sueño, que dibujo, que cuento! En todos ellos, por poco tiempo que sea, por poco que se mantenga, por vaporoso o imaginario que sea, te tengo a voluntad. Capto tus colores, tus reflejos, tus sueños, tus sombras, tus luces, tus letras y pensamientos. En mis delirios te puedo leer, dibujar y soñar… hacerte y escucharte reír.

martes, 8 de septiembre de 2009

El terminar de un día, el comenzar de otro.

Escribo ya estas líneas desde el otro lado del charco, desde lo que algunos hemos decidido llamar “la gran nevera”. Aquí el cielo es de un azul pastel y plagado de nubes esta, normalmente pequeñas y abundantes. En ocasiones me parecen pequeñas islas en busca de un rato del sol que las caliente y al mismo tiempo irremediablemente apagan durante un leve rato la luz que nos llega a esos seres pequeños que somos desde aquellas alturas. Atrás queda ya ese “terminar de un día”, antiguo nombre de la foto en el margen derecho de este blog que mientras publico esto ya ha cambiado. Un periodo de transición que ha finalizado llevándome al sitio desde el que hoy escribo.

Llevo una semana en los Estados Unidos, mis primeros días los pasé en Nueva York, en la Gran Manzana Podrida como la nombran en una famosa película. Ciudad de cristal, hierro y ladrillo rojo liso o rugoso. De una fotogenia especial, imantada para el turista, repleta de actividad, interminable para el andante, infinita en su altura y por lo poco que hablé coincidencia en no ser grata para los taxistas. Lo cierto es que si hay choque de civilizaciones y culturas no he estado en sitio que lo refleje mejor. Ciudad en la que puedes encontrar un barrio donde los letreros, la gente, los negocios, la comida, la costumbre y los olores son de otro país, cultura e idioma sin que exista un conflicto de identidad nacional, esto no es posible en todos los países. Sin duda en España a día de hoy y de siempre sería inconcebible, no sé si por nuestro diferente carácter, nuestro más que probable provincianismo o porque nuestra historia nos muestra y enseña que siempre consideramos lo nuestro como sagrado y por tanto intocable. Nueva York se me presentó con carácter duro al inicio, alejado, frío, resbaladizo, gris e impersonal y muy posiblemente lo sea, pero con el pasar del tiempo es también alegre, improvisado, sorprendente, alternativo y espacioso. Es complicado no enamorarte completamente de ella en unas horas, en pocos días aunque no sé si este romance dura un baile, una noche o una luna de miel.
Para llegar a St Paul hice escala en Filadelfia, aquí llegue en lo que para J. Ford sería La Diligencia moderna. Un avión de vuelo interno con solo dieciocho asientos, dos motores, tres tripulantes y unos pasajeros de lo más representativo. Un militar uniformado para la guerra del desierto, varios hombres con bigotes típicos alargados hasta la comisura de los labios, predominio del pantalón corto y las sandalias, algún afro americano, y una rubia que parecía de vuelta de todo. Mi destino Woodbury, suburbio (pueblos) cercano a St Paul en Minnesota de clase media, donde uno puede apreciar en pocos días cuál es el modelo de vida norteamericano tan plagiado y perseguido a la par que denostado en Europa.

Escribo en un momento de desvelo, son las cinco y veinte de la mañana y me da miedo levantar la persiana que podría mostrarme el secreto de un mundo que parece completamente nuevo cada día. Como si millones de pequeños seres limpiasen, cortasen, barriesen, frotasen y colocasen todo el escenario que en muchas ocasiones parece este lugar. Los suburbios son respetuosos con la naturaleza que le circunda, casas mayoritariamente individuales y otras adosadas, jardines y césped que nada tienen que envidiar con los de los estadios de fútbol profesional, espacios verdes para cada casa y comunidad, orden y concierto en la construcción, todo de cuento y a mi entender algo artificial. No sé si es parte de mi mentalidad oscura, mi escepticismo obligado, mi construcción mental que todavía se aferra a España o las tres al mismo tiempo pero sin dudad hay un fondo que me parece de cartón piedra. En mis viajes por los suburbios me doy cuenta de que es copia uno del otro, otro del siguiente y, el siguiente de aquel. El mismo orden, el mismo tipo de construcción, el mismo gran centro comercial con las mismas tiendas, separado a la misma distancia del centro residencial, todo ha sido medido por la misma regla, cortado por el mismo sastre, construido por el mismo alfarero. Me pregunto si esto genera individualidades atrapadas en un mismo tablero, con distancias perfectamente medidas para que todo encaje, sea regular, que todos jueguen con las mismas reglas, que nada se salga de la línea dibujada, tiempo espero tener para dar respuesta a esta y otras preguntas.

martes, 11 de agosto de 2009

Para mi Océano, firmado por Letizia Lopreiato

Si escribiese de amor
escribiría de viento,
de aquel instante sutil
cuando una brisa
venida de un tiempo y lugar lejanos
te roza el alma,
sedante,
te deja continuar creyendo en la presencia de aquella luz,
de aquel aliento suspendido en el vacío de un abrazo nocturno.
Un beso de los labios cerrados,
una mirada prendida de una sonrisa.
Aquel espacio entre dos mitades perfectas,
aquel vórtice de energía que abruma,
que hiela y quema a la vez.
Es el momento que se pierde,
encadenados a las olas del océano,
una Andrómeda sacrificada al dios del mar,
un vellón de oro perdido y encontrado…
¿Hablamos de fábulas entonces?
De un cuento gótico.
¿De un amor imposible entre la leyenda y la realidad?
¿De que hablamos pues?
Hablamos de una poesía inconclusa.
De un momento nunca más buscado,
condenado por el dios del miedo,
a ser recordado.
A dormirse llorando.
A morir de amor en el deseo de revivir,
por un momento,
aquella perfección
nacida del encuentro entre el sol.
Y el mar.

sábado, 25 de julio de 2009

Reflexiones desde una silla: la soledad.

Caí en soledad en enero y desde entonces han pasado muchas cosas en mi vida. Algunas son efectos provocados por la ruptura y otras pertenecen a causas creadas por mi voluntad con efectos que se escapan a esta. Me resulta gracioso que hoy deba esforzarme para recordar todos los matices de lo acaecido en el triste primer trimestre de este año, cuando en el momento lo sentí como epicentro de un terremoto de siete puntos en la escala Richter. Tengo gravada una conversación con mi no cuñada por aquellas fechas, recuerdo que me dijo: “…debes dedicarte tiempo a ti mismo” después de que yo le comentase que en los últimos ocho años había pasado sin pareja cinco o seis meses únicamente. Éste simple consejo me ha llevado cinco meses digerirlo y comprenderlo en toda su extensión, pues en un inicio la picadura provocada por el mosquito brasileño de la dengue no me permitía pensar con absoluta claridad. Hoy veo las cosas desde otra perspectiva, la fiebre ha pasado, ya no encuentro alteración en mi meditar o en mi sentir como antaño. Las horas que se hacían eternas antes, pasan ahora con la ligereza que vemos en la pluma cuando es mecida por la suave y escasa brisa, los días y semanas que parecían años insufribles e interminables se vuelven minutos en la esfera de mi recuerdo. La cercanía del descanso de fin de semana no me crea las turbaciones como en el pasado, que comenzaban a germinar los lunes para ser monstruos gigantes el viernes. ¡No hay Convención Jacobina que dure eternamente! no hay pueblo ni ser que pueda aguantarla indefinidamente, siempre llega un Termidor que finalmente da inicio a una nueva paz.
Me encuentro en cierta soledad incluso cuando estoy acompañado, muy bien acompañado. Hay rincones del alma que no pueden ser llenados por nadie más que la persona con la que quieres compartirla. Esas estancias no se orientan hasta que ella abre la puerta y retira las cortinas para dar paso a una nueva luz que la ilumine revitalizándola, esa cerradura no acepta llaves maestras. Mientras se encuentra deshabitada, en ocasiones, se generan imágenes proyectadas por sombras o sonidos procedentes de algún pasado que pueden hacerte caer en la nostalgia.
La soledad a la que me vi obligado en enero, pues me encontraba dichoso con la manta calurosa que me arropaba en los días de frío, me ha llevado, con el paso del tiempo, a escucharme a mi mismo como muy bien me aconsejaron. Los ruidos de la calle pasada a los que ya ofrezco solo mi espalda se han apagado, son imperceptibles, hoy solo escucho mi palpitar y caminar monorrimo. Se necesita soledad para pensar, para decidir de forma individual, para ser libre si puede serlo uno enteramente en algún momento de la vida. El tren que te lleva a tu viaje interior solo tiene un asiento. No se puede construir algo sincero desde la turbulencia de la tormenta, no puede haber honestidad mientras Morfeo aún te traiga, en las horas que compartes con él, tu pasado al presente y en ocasiones consigue mantenerlo incluso una vez abiertos los ojos. No se puede estar seguro de lo que se quiere para el futuro si el pretérito todavía puede influir en tu ánimo y en ocasiones reaparecer en tu hoy. Por tanto, la soledad no debe crear miedo o angustia pues es un espacio temporal necesario para poder elegir desde la reflexión individual el futuro, momento para arriesgarse y buscarse a uno mismo y, barbecho necesario para el inicio de la próxima vida.
Dicho lo anterior, la soledad aunque necesaria debe ser simplemente una periodo más del camino, pues convencido estoy hoy, de que la vida solo adquiere y tiene sentido si se está acompañada por la persona que has querido que te de los buenos días y las buenas noches cada vez que abandonas y retomas la cama. Con la que compartes las constantes alegrías y tristezas, los éxitos y fracasos, los retos y proyectos. Encontrarte, sin pensarlo, mirándola como si no lo fueses a volver a hacer o por el contrario como si fuese la primera vez. Mantener un mismo ritmo acompasado de la respiración y del latir del corazón en silencios compartidos en el espacio, la elección querida para los momentos en que la oración compartir lo íntimo se lleva a su última expresión.
La soledad alargada en el tiempo puede convertirse en un estado de profunda melancolía y nostalguia. El que aquí escribe se suma a la idea de Aristóteles de que aquel que consigue vivir en plena soledad solo puede ser “… un Dios o una bestia”. Temo esto último pues crece en mi la convicción de que la soledad va a ser mi acompañante en el próximo año, año y medio pues hoy me encuentro de paso y en camino...

miércoles, 1 de julio de 2009

Él lo sentía así.


Lleva varios días desestabilizado en lo sentimental, aunque por razones bien diferentes a motivaciones pretéritas. El marchito y seco árbol que fue su corazón parece reverdecer en estos días. Un sol cálido con fragancia de mujer le ha hecho palpitar de nuevo su destrozado corazón; éste no estaba en pleno funcionamiento, partido en mil pedazos por un rayo se ha ido reconstruyendo no sin mucho dolor, paciencia y tiempo. Lo reconstruido ya late, muestra vigor y con fuerza comienza a retomar el bombeo que riega su organismo al cual da vida y su sentir que le da sentido a ésta.
Llevaba una semana muy sorprendido consigo mismo, él había pensado en multitud de horas, momentos, conversaciones y lugares que tardaría en volver a sentirse interesado por una mujer. La herida todavía es reciente, en ocasiones le pica, se rasca y una gota de sangre se descuelga de lo cicatrizado aunque enseguida para y encuentra acomodo en otra parte de su cuerpo fortaleciéndolo. Ahora otra mujer se ha introducido en su pensamiento, forma parte de la lista de preocupaciones que repasa día a día. Sin duda se instaló con su consentimiento, a una velocidad envenenada y dejando el regusto de una droga que te mantiene con las ganas de repetir de nuevo.
Estás tonto, ¿o qué? Se repetía casi a diario, en cada momento que se sorprendía recordando miradas, sonrisas, conversaciones enteras que transcurrieron tan rápido por ignorar que estaban contadas por el Dios Cronos. Sé daba cuenta que su fragancia debía de estar tan de moda como las gafas de aviador al estilo Top Gun que se ven por todo Madrid. En cualquier lugar y momento al pasar una mujer ella estaba de nuevo presente, en el momento que se levantaba una pequeña brisa el aroma de su perfume viajaba hasta introducirse por todos los poros de su piel y ella volvía a estar presente dando impulso una vez más a la rueca que es el pensamiento. Qué difícil resulta quitarse de la cabeza a alguien que sin darte cuenta ya forma parte de ella.
La historia no era reciente pero tampoco lejana, recordaba que intimaron cuando el abrigo todavía era necesario para poder pasear por Madrid, que la noche llegaba en seguida, que se dormía arropado en la cama, que el sol todavía acariciaba. El primer encuentro fue de lo más inocente, no hubo intención de nada, surgió sin esperarlo o meditarlo. La sorpresa fue máxima, el asombro superlativo, la inquietud constante, el interés se fue robusteciendo con el pasar de las horas y los días. Se vieron tres o cuatro veces, compartieron cañas, tapas, cine y cena. Él no vivía su mejor momento, su ánimo era bajo, las dudas le asaltaban constantemente y aún así le guardaba sus mejores sonrisas, sus mejores momentos del día los empaquetaba con la indicación: no abrir hasta estar delante de ella. De todas formas la historia no fructificó. Con el paso del tiempo él lo fue entendiendo mejor, volvió a concentrarse en sus cosas, lo analizó bien, sabía que no podía ser, que tenía fecha de caducidad por razones propias, que por mucho que en un principio no fuese lo querido si era lo más acertado. Incluso concluyó que posiblemente estaba buscando, sin darse cuenta, lo que acababa de perder no hacia mucho, y eso no era certero.
Paso el tiempo y aunque presente en el pensamiento unas cosas fueron tapando otras, los días y las semanas transcurrieron. Hasta no hace muchos días, algo les quedaba pendiente todavía, el encuentro fue inevitable y en parte deseado. Para él la chispa saltó de nuevo, el tiempo transcurrido había curado parte de la herida que le mantuvo triste e inestable en el pasado, la mirada había cambiado, la tranquilidad que le habían dado la resolución de los proyectos iniciados le daban soltura, estabilidad, consistencia y aún así sucumbió igual que las primeras veces. Hay algo en ella que no le permite terminar, que le da permanencia en lo más profundo de su sentir. Se dijo mil veces que fue un momento pasajero, un capricho muy dulce que formó parte de unas circunstancias muy concretas y en parte poco afortunadas. Pero este reencuentro con la consiguiente renovación del nerviosismo y el que retome la estancia permanente en su pensamiento le da muestras de que para él, en el fondo, fue algo más, tenga continuaciones o no, sea compartido o simplemente propio, sea querido o aborrecido, voluntario o involuntario, buscado o renunciado, fatigoso o ligero. Él lo sentía así.

martes, 23 de junio de 2009

Divagaciones nocturnas.

El calor ya no sólo pertenece al día también se asienta en las noches madrileñas; sin compartir espacio con la luna por cuestión de tiempo el sol le deja una calida marca a lo largo de la noche. No hay ni un átomo de brisa a ninguna hora y en ningún lugar, ni los pájaros pían ya por asfixia y si lo hacen la inexistencia de aire que lleve su canto más allá de sus compactos y plumíferos cuellos los condena al olvido. Son la 1 y 24 de la mañana de un lunes, creo que oficialmente el primero de verano, me levanto de la cama ocurriéndoseme el escribir alguna de estas líneas que aquí público ya que el calor y mi mente no paran, la primera de hacerme dar vueltas en busca de un lado medio frío, la otra gira por propia inercia. La programación televisiva nocturna del lunes es de las más decentes de la semana, cuanto menos en Telemadrid echan uno de mis programas favoritos: “Madrileños por el mundo”, que muchos seguro vemos preguntándonos: ¿donde nos vamos hoy? Y, yo ahora con mayor expectación ya que en breve, y me hace cada vez más gracia pensarlo puede, a lo mejor, igual, quizás participar en el programa alguno de estos días. A éste le sigue “Diario de la noche” presentado por, el que considero algo resentido desde su expulsión de El País, Hermann Tertsch, en mi casa conocido como Hermann Hesse por mi hermano mayor, y por mi algo más rebuscado e incluso ofensivo por Hermann Hess comparándolo con Rudolf debido a su fuerte negatividad e incluso agresividad en sus editoriales, comentarios y entrevistas. En casa nos tomamos con guasa el hecho de que parece que cobra las sonrisas, ¡joder Herman parece que imitas a Horatio de CSI! éste con las miradas y tú con las sonrisas. Él, estoy seguro las cobra bien y ofrece dos o tres por capitulo. Tú, en cambio, te encontrarías en la mayor de las indigencias si de estas dependiese tú nómina; es que ni en el anuncio que publicita el telediario ¡Sonríe coño! Que a mi entender tienes el mejor diario del día aunque sea nocturno.
Más allá de esta tontería que ahora ha traspasado las puertas de mi casa la cuestión es que habiendo visto estos dos programas y embriagado por la compañía de mi amiga María me dispongo a continuar leyendo “Tiempo nublado” de Octavio Paz, que por cierto recomiendo a todo aquel que este interesado por el ensayo histórico-político. En él, hace algunos ensayos nombró al autor M. Kundera, que por mi extensa ignorancia sólo conozco gracias al blog de un buen amigo que tiene colgada una cita suya: "Desprecia la literatura en la que los autores delatan todas sus intimidades y las de sus amigos. La persona que pierde su intimidad, lo pierde todo." La leí hace algunos meses y me hizo dudar sobre el nuevo camino que en ese momento estaba imprimiendo al blog, es más que evidente que le hice poco caso.
En contraposición a está me acordé de una de mis escenas favoritas del cine enclavada en “Doctor Zhivago”. En un descanso del largo y frío camino a Yuriatín Zhivago se pierde con la mala suerte de caer ante el tren de Stresnikov, ferviente revolucionario desde el 17 y oficial famoso por su crueldad, ortodoxia socialista y oficial al mando de uno de los frentes contra los blancos. Éste le dice a Zhivago, una vez reconocido, que él leía antes de la Revolución sus poemas, incluso admite que le gustaban pero que después de la Revolución los encuentra demasiado individualistas e intimistas, concluyendo: la vida privada en Rusia ha muerto.
Lo privado, lo individual, lo intimo desaparece para dar paso a lo público, colectivo y externo. De esta forma tan indirecta me doy cuenta de que estos últimos meses, podría decir, he reafirmado mi carácter liberal en este espacio, que hablar de lo personal si nos metemos en lo ideológico pertenece al liberalismo. No hay nada más libre que un individuo cualquiera expresando sus sentimientos, y no hay duda que más allá de su singularidad estos son compartidos por una generalidad. Desde la individualidad se construye de una manera más fehaciente, más sincera y más ajustada una colectividad, y no al contrario. No hay masa, pueblo, nación o sociedad inteligente y crítica si en ella no hay libertad individual. Detesto a aquellos que se arrogan, normalmente siempre desde el poder, la autoridad de expender licencias de lo que es moderno, avanzado, justo, acertado, digno o correcto y al mismo tiempo su contrario lo que es retrógrado, pretérito, rancio, indigno o carca. Sirva como ejemplo que no hace muchos días desde el ministerio, más totalitario de Europa por su denominación, de Igualdad que pretende con su más que probada indocta ministra – ¿para ser coherente no debería ocuparse del ministerio dos ministros, uno mujer y otro varón? - y desde arriba formar lo que ella ha llamado el nuevo modelo de hombre español. ¿Los votos o la mayoría parlamentaria dan potestad para tan absoluto liberticidio y absurdo?, ¿quieren estos aprendices de socialistas marcar a los varones españoles como deben ser sus conductas, rasgos, pensamientos y creencias individuales en base a construcciones ideológicas de lo que el tiempo histórico actual marca? Yo desde mi particularidad marco mi yo, mi forma de ser hombre y de expresarme como tal. Puede que nunca sea avanzado, moderno o contemporáneo, la verdad tampoco me preocupa, pero tengo claro que mi modelo de hombre lo creo en base a lo que considero justo y adecuado. Ningún ministro o ministra tendrá nunca derecho a marcar como debo ser yo ni nadie, ni decidirá lo que se entiende como vivir conforme a la actualidad, ya que lo soy por vivir en este momento, por eso soy actual, no por creer en estas u otras ideas o comportarme en base a ciertos parámetros, clichés o adoptar posturas en multitud de casos gobernadas más que por la naturaleza humana y su sentir por la nueva ideología opresiva de lo políticamente correcto.

domingo, 14 de junio de 2009

Buena nueva.

Es curioso como la vida te puede atropellar para que te des cuenta de lo que eres, en donde estás y en lo que te has convertido. O mejor aún y como me ha pasado en alguna ocasión se asemeja a cuando el mar te coge y te da vueltas sobre ti mismo, te hace tragar agua y te deja sin aliento en un remolino, parece que te engulle, que te quita la vida en segundos para a continuación escupirte de nuevo a la playa con el desprecio de aquel que se siente y sabe muy superior. La vida puede ser salvaje y no tener compasión, los telediarios están llenos de ejemplos todos los días aunque sería absurdo e insensato por mi parte comparar cualquier cosa que haya podido vivir con alguna de las muchas desgracias que estos nos cuentan con desmesurado esfuerzo, que nadie dude, no pienso hacerlo. Dentro de nuestras posibilidades y de nuestro ámbito desde hace un tiempo creo que no siempre es malo que la vida te golpe y zarandee, te agite y menee, que te ponga de lado y te eche a rodar hasta estar del revés. He aprendido que el no saber ni pensar a donde vas provoca que explores caminos que nunca pensaste encontrar, que no ideaste buscar, que no imaginaste que estuviesen ahí aunque están para todos escondidos tras los algodones de la vida placentera. No afirmo que esos caminos sean todos certeros o incluso que sean buenos o los mejores, ni que ser atropellado o ahogado sea lo mejor que te pueda pasar en la vida, no vaya a ser que si no se me entiende bien en los próximos días pueda ver asombrado en el noticiario que hay gente que se deja atropellar para ver si se cumple lo que yo pueda aquí escribir.
Pero a lo que vamos, hoy y después de muchos meses estoy muy tranquilo, he alcanzado cierto equilibrio después de unos largos meses sin estabilidad y permanencia. La vida me cogió, como en rarísimas ocasiones puedo hacer yo con una mosca y como gigante me guardo en su puño, me agitó y golpeó contra los límites de sus posibilidades para después retornarme al camino absolutamente mareado, distorsionado, aturdido, sin nada claro y con todo en el aire. Las heridas y las contusiones se dejarán ver por mucho tiempo y entiendo que debo mirarlas no como recuerdos del dolor sufrido o de aquello que perdí hace tiempo, sino como muestras de cómo uno puede morir y renacer, deshacerse y hacerse, caer y levantarse, que no siempre es tarde para volver a comenzar ni nada es definitivo mientras se pueda respirar.
Todo lo anterior se justifica por lo que viene a continuación. Recuerdo como si fuera ayer, tampoco ha pasado mucho tiempo ya que forma parte de mi historia más reciente, como, donde y de que forma decidí embarcarme en el camino que hoy estoy a un paso de pisar. Fue en una de esas largas noches de enero a hora muy temprana hasta para el sol, cuando el sueño era lo más buscado y esperado recordándome al gato que se escapa por la noche desapareciendo por un tiempo y que no se sabe cuando volverá. Bien aconsejado la noche anterior me propusieron la posibilidad y forma de irme del país y acepte. De madrugada hablé con mi hermano menor que alegremente decidió ayudarme a mover todo. Supe desde el primer momento que era una de esas decisiones que se toman en momentos críticos y a las cuales, la verdad, no estoy nada acostumbrado. Pero las oportunidades no se dan, ni se muestran, ni se ofrecen todos los días; y no siempre se esta preparado, ni se tienen las maletas hechas o se esta vacío de equipaje para coger los trenes en los que viajan. Para mi se dio en hora y sitio acertado y lo cogí sin pensar. Hoy, cinco meses después, es un hecho, el camino se muestra bajo mis pies, comenzaré una nueva vida en el nuevo mundo dentro de algo más de ocho semanas, mi blog se trasladará conmigo al norte de los USA y espero que siga mutando con su autor como viene haciéndolo. Incluso volver a retomar el pulso a la política española y algo que me apasiona hoy más que ayer, darle especial atención a la americana.
Los que me seguís habitualmente sabéis que no he pasado por mi mejor tiempo, sin duda hoy os doy las gracias por no dejar de hacerlo y me parecía de justicia compartir esta buena nueva con vosotros. Los que no lo hacéis de manera continua supongo que algo habréis notado, algo me ha pasado y también os doy las gracias ya que parece no haberos aburrido si seguís pasando por este espacio. Los que sin querer queriendo han llegado nuevos a este blog, bienvenidos, espero que os guste hoy y mañana; y para terminar, a los que dejaron de leerme adiós, no nos debemos nada, la puerta siempre estará abierta.

martes, 2 de junio de 2009

Reflexiones desde una silla: Periodos de la vida.

Se me ocurre que existen multitud de cambios y periodos a lo largo de la vida: de niño a adolescente y en algunos casos luego, con el tiempo, a adulto paso que llevará a la senectud; de estudiante a universitario, de trabajador, a parado, y de nuevo trabajador y jubilado; de soltero a novio, comprometido, casado y si no tienes suerte, o sí, a divorciado o separado y vuelta a empezar si es necesario o querido – respiro un poco - de apasionado, irreverente, altanero a templado, reflexivo y escrupuloso; de empleado novel a exigente y luego si trabajas o lo consigues a jefe generoso para más tarde desentendido…
¿Sabemos en todo momento en que periodo de la vida nos encontramos? Diría que casi siempre, sin duda hay pasos y etapas que son de proceso fácil o que suceden en la mayor inconsciencia o las dos a la vez. Estos normalmente son fases propias de la naturaleza de la vida y nos cambian el aspecto, la estatura o la voz. También existen momentos dolorosos y gozosos, críticos y determinantes en la vida de uno que forjan el Ser de cada individuo por dentro, su personalidad, sus miedos, sus principios y su juicio; estas podríamos considerarlas parte de la vida en sociedad. Nuestro sentir, valorar y mirar cambia aunque es sólo visible para ciertos ojos. Las naturales las compartimos todos y se desarrollan en los mismos años, las sociales aún siendo también las mismas para todos (muertes, accidentes, rupturas, males, sin sabores y un largo etcétera) las sufrimos en momentos diferentes de nuestra historia individual y por lo tanto nos afectan y las afrontamos de manera diferente.
Me atrevería a decir que cuando uno desconoce o no esta seguro en que fase se encuentra es que se haya en transición de una a otra. El como se afronte y que se haga en el periodo intermedio es determinante para el significado del próximo ciclo. Las decisiones que se tomen, muy posiblemente, en el periodo transitorio son causa de los efectos que te llevarán al desenlace final del ciclo que se inicia. Además cada etapa y transición se verá impregnada e influenciada de la vivencia más reciente del periodo anterior. Toda transición puede tener un carácter doloroso o no tenerlo, aun asi lo que ha provocado el momento transitorio será de gran importancia para entender la profundidad del cambio que estas dispuesto a realizar; a esto le sumaría, también, el grado de insatisfacción existencial en el que te encuentres.
¿Sabemos que el paso de un periodo a otro es obligado o necesario como el respirar es a la vida? Seguro, lo malo es no poder elegir ni el orden, ni el momento de casi ninguno. Que fabuloso o terrorífico juego sería el poder fragmentar la línea continua que es la vida, desordenar la estructura de nuestra existencia, revolver los pasos de las edades para después considerar y elegir el momento en que se quiere empezar, desarrollar, consolidar y decaer; y con ello, claro está, las vivencias que se realizan en cada una de ellas y ser más consciente que nunca como la repetición de hechos y sucesos son parte de la gran farsa que es la vida.

martes, 26 de mayo de 2009

Dulce belleza sencilla.

Era un periodo de transición estacional, entre el invierno y la primavera, de esos días madrileños donde hay la luminosidad primaveral y al mismo tiempo un suave frío que se combate con ropa de entretiempo. El anden del metro fuera de hora punta, semivacío, debía haber pasado no hace mucho el último tren. Él se encontraba a la espera, sentado en uno de los bancos, leyendo, sin mirar a nadie, absorto en su novela. No se dio cuenta de su presencia hasta pasado un rato, en el momento que tuvo que pasar página se vio obligado a salir de su aventura literaria y al levantar la cabeza la vio. Ella era de mediana estatura, de belleza sencilla, austera y limpia, no pretendida ni buscada, posiblemente estudiante de largo recorrido. En el bolso colgaban desordenadamente lo que parecían ser apuntes, erguida y concentrada leía un libro en el que él, a lo largo del viaje, pondría todo su interés en conseguir averiguar. Vaqueros azules claros y desgastados, sin rotos, fuera de la moda actual, chaqueta vaquera verde, pelo castaño claro recogido en dos trenzas que se posaban delicadamente sobre sus hombros.
Él no sabía bien que fuerza desconocida no sensible, abstracta y etérea le atraía hacia ella pero esta no le dejaba volver al libro: una, dos, tres líneas y cabeza de nuevo al frente. La gravedad parecía haberse puesto del revés ya que era incapaz de bajar la testa y retomar la novela. Llega el tren y suben al mismo vagón, los asientos ocupados, de pie los dos, tres pasos de separación. Él se pregunta: ¿qué libro lee?, ¿vivirá por el barrio?, es más, ¿se bajará en mi parada?, ojalá me regale un rato más de su tiempo, sino –pensó- soy capaz de esperarme a ver cual es, aunque me vea obligado recorrer toda la línea del metro. Mirarla y bajar la cabeza, intentar leer y pensar si sigue ahí, subir la mirada y comprobar que no es un espejismo, desear que mire y mirar, búsqueda de un encuentro mantenido bajo la comunicación de los sentidos. Deseaba que dejase su libro y fuese presa del mismo campo de fuerza al que él estaba sometido gustosamente.
Una parada y gente que sube, cuerpos que se interponen entre los dos, ella en el libro, él en espera de ella y… ¿que libro será? Sin duda la tiene enganchada. Dos paradas sin levantar la cabeza, y otra vez puertas que se abren y se cierran. ¡Ay! se queda y no baja, poco recorrido me queda, mira el panel: una, dos, tres paradas. Nueva estación con su entrada y salida de viajeros, como al inicio nada más que el aire y el pudor se interpone entre ellos: ¡más no se puede mirar! más intención no se puede poner, las leyes del decoro no lo permiten.
Finalmente a él no le queda otra que apearse, ha quedado muy a su pesar. En el ultimo momento consigue ver el autor y nombre del libro “Los renglones torcidos de Dios” de Torcuato Luca de Tena, sin duda su obra más conocida, le hubiese encantado atreverse y decirle que de Torcuato el bueno, bueno aunque desconocido es “Escrito en las olas”. Se despide pensando: hasta otra dulce belleza sencilla, hasta otra estación, otra línea, otro día u otra vida.

domingo, 10 de mayo de 2009

Y en los bolsillos un espejo.

Hace algunos meses le dijeron que con él no había futuro, desde ese día buscaba, rebuscaba e incluso rascaba en sus bolsillos una respuesta a tan grave afirmación, a tan mal augurio. Nunca encontró nada en estos y por ello el miedo le sobrecogía y le agarrotaba. Una noche tras otra una cama solitaria con la única compañía de un libro, era todo lo que le esperaba en casa. Todas las mañanas el despertador le recordaba que seguía habiendo vida, que el sol cumple de forma castrense con su horario, no se para a pensar y menos se preocupa por los sucesos diarios que pasan bajo su guardia. Todas las mañanas abandonaba en las sabanas su estabilidad, su desvelo o su olvido, ya sólo quedaba eso en su colchón, nada más que eso. Hace algunos días volvió a mirar en sus bolsillos en busca una vez más de alguna respuesta y sorprendido sacó un pequeño espejo, la respuesta la encontró en el reflejo. Sólo estaba él, sólo él era el futuro, no había nadie acompañándolo y por tanto nadie más que él podía participar, decidir o definir cuál era su futuro. Levantó la cabeza y miró al frente, nada tenía pero nada debía, nunca fue más suya su vida por mucho que le costase darse cuenta de ello…

Mientras escribo el sol brilla y calienta con fuerza en Madrid, parece que ha comprado el mejor abono de la temporada primavera-verano desde donde ver impertérrito, sin nube ninguna que le pueda hacer sombra, lo que pasa en las aceras de la capital, cómo viven las gentes que forman la intrahistoria de esta España de los cuatro millones de parados y subiendo. El calor ha llegado y en ocasiones al girar la esquina olor a verano, todavía es leve, en ocasiones casi imperceptible pero ya comienzo a percibirlo, a esperarlo. Da la sensación de que la primavera esta avanzada, todo ha florecido de nuevo, lejos parecen las fuertes nevadas del crudo e inolvidable invierno. Los hombros, lo corto y la chancleta comienzan a dejarse ver, por el contrario mi estado es de un otoño constante, debate diario de que me pongo: gris o luminoso, de austeridad y seriedad en lo aparente pero barroco en el sentir, de cambio e indefinición.
Cambio y ruptura es el principio rector que conduce mi vida hoy, todo sentimiento o sensación me dura lo que se tarda en chasquear los dedos, puedo estar tan pronto triste como contento, felicidad es una estación en reconstrucción: “Sentimos las molestias. Trabajamos en las mejoras de su bienestar”. Nada de lo que hago hoy tiene carácter de posteridad, de hacerse añejo en el tiempo y al mismo tiempo e inevitablemente vivo en un momento de ruptura que definirá mi mañana. Comienzo, dentro de mi miopía actual, a vislumbrar un camino en el horizonte aunque su final se pierde en la inmensidad dejándome alguna duda. Las líneas que escribo aquí en breve serán simples reflejos de una época de mi vida, hasta hoy la más difícil sin duda, pero que dentro de un tiempo, meses espero, tal vez años podré releer para reír, llorar, pensar o simplemente entender mejor por que estoy donde este.
No puedo negar que vengo pensando que nunca llegué a tiempo a nada, sin embargo nadie podrá quitarme que terminé llegando; no puedo negar que nunca luché por nada con un esfuerzo desmesurado, pero hoy estoy dando la batalla más que nunca, centímetro a centímetro, día a día, paso a paso; no puedo negar que la vida me trató siempre con delicadeza, que siempre me arroparon aunque hoy paso frío y la vida me es áspera y ruda… sí, es cierto, no consigue ahogarme aún así: ¡como aprieta amigo!. No obstante me siento en un estado de constante melancolía y por contradictorio que parezca, al mismo tiempo, me encuentro más vivo que nunca, más sentido que nunca, todo por tonto que sea, por insignificante su pretensión me llega, me alcanza, lo siento como único, limitado e infinito, me llena los pulmones de aire fresco y renovado.
No hace muchos meses la vida en forma de mujer me dio a elegir dos opciones: hoyo u oscuridad, elegí la segunda sabedor de que no se puede vivir en tinieblas siempre, que el ojo termina adaptándose a la falta de luz, termina percibiendo cuanto menos las siluetas, que como dice N. Mainer “… siempre hay alguien que te echa una mano…”, el fondo es un piso al que nuca se debe llegar.
Para terminar y con cierta intención de excusarme por ser consciente de que mi constante uso de este espacio como modo de terapia -mis disculpas pero me resulta más sencillo expresar a través de la escritura que usando la palabra-, puede terminar siendo repetitivo o aburrido o las dos a la vez. Pero la verdad no me apetece mucho volver a adentrarme en el comentario político, entre otras cosas por que me genera una profunda tristeza ver el actual estado de cosas, de partidos, de electores, de políticos, de los sindicatos y por tanto no puedo jurar que volveré a la senda que abandone por motivos vitales hace algunos meses, o que combinaré los textos, además perdí de vista ese camino hace algún tiempo. Lo que no puedo hacer es faltar a mi palabra, no me gustaría, los que me conocen y me tratan saben que la tengo enorme aprecio y cuido con esmero.

martes, 28 de abril de 2009

Reflexiones desde una silla


"…Porque ni el pasado ni el futuro podría nadie perderlo. Porque de lo que no se tiene ¿cómo podría uno desprenderse?..."
Marco Aurelio, “Meditaciones” punto 14 del libro II

Es claro y diáfano que no nos podemos desprender del pasado; y del futuro: ¡Dios dirá!, y lo único que nos pertenece es el presente. Eso no significa que el futuro y el pasado sean la misma cosa. El primero es impredecible y sólo se puede actuar en él de una manera limitada. Me atrevería a decir que cuando la vida te golpea o te acaricia, si por un segundo (no muy largo) aceptamos que el destino está escrito, éste viene de su mañana para arrebatarte tu presente al que crees, en la cotidianidad del día a día, tienes tan controlado, tan domesticado. El pasado, sin embargo, en cierto modo ya es parte de nosotros, se adhiere a nosotros, lo hemos acomodado en nuestro bagaje personal, esto ultimo Jiménez Losantos lo tildaría de cursi, no sé si por qué lo dijo en una ocasión el Faraón o por qué lo cree sinceramente, la verdad, en ocasiones ya no sé distingue sus guerras personales de sus creencias sinceras.
Lo cierto es que hoy somos ayer, que nuestro pasado es parte de nosotros, que no seríamos los mismos sin él y que éste influye en nuestro presente y por tanto lo hace en el futuro. El pasado nos ha moldeado: sus tristezas, alegrías, dramas, festejos y sobresaltos nos han hecho diferentes, nos han cambiado el rostro y la mirada. El pasado no nos pertenece ni nosotros a él.
En ocasiones algunos amigos, supongo que en unos de mis momentos en que gusto hacerme el interesante, me habrán oído proclamar solemnemente: “hay que estar en paz con tu pasado” ¡Cómo si fuera el jodido Tony Soprano que tiene más fantasmas a sus espaldas que queridas en Nueva Jersey! Pero es cierto, por vago que sea, es más lo creo sin dudar, es fundamental estar en armonía con tu ayer, hay que aceptarlo. De todas formas no seré yo el que diga que tiene un pretérito tormentoso, mis queridos padres no me lo permitirían, ellos si que han pasado un pasado malo conmigo. Y sé de primera mano que algunos de mis lectores han tenido días bastantes más crudos que los míos. No seré yo el que clame aquí por lo que le ha pasado, o le que le han hecho, muchos habéis mostrado vuestras mejores caras en las peores caídas, resbalones, o crujido de rodillas y ya sabéis que siempre hay que caer mirando hacia arriba. No os digo nada nuevo, sólo os lo repito.
Ahora me pregunto: ¿por qué escribo esto?, no es lo habitual aunque mis salidas de pata de banco comienzan a serlo. Reconozco que el blog está mutando con su autor. Lo cierto y real es que me encontraba en el vapor de la ducha después de haberme liado con mi amiga María y se me han ocurrido la mitad de estas cosas y la otra mitad me han ido saliendo a la vez que escribía, en serio, como dice el anuncio de Telemadrid de las pelis del miércoles: un texto sin cortes…bueno casi.

martes, 14 de abril de 2009

Incluso hoy...

Incluso hoy que una espesa capa de nubes no han permitido que el sol de Madrid pudiera salir y hacer su trabajo y han helado mi día con su fría lluvia me siento afortunado.
Incluso hoy que no puedo evitar que se me fugue una lágrima después de un tiempo sin goteras me siento afortunado.
Incluso hoy que en multitud de ocasiones me siento caliente por fuera y frío por dentro me siento afortunado.
Incluso hoy que siento y veo el futuro más inestable y negro que nunca me siento afortunado.
Incluso hoy que tengo a la persona que tanto amé tan lejos me siento afortunado.
Incluso hoy que me siento más cerca y arropado por mis hermanos que en cualquier otro momento de mi vida me siento desafortunado.
Incluso hoy que sé mejor que nunca quienes me apoyan y quienes me quieren me siento desafortunado.
Incluso hoy que me regalan una dulce mirada de ojos color miel me siento desafortunado.
Incluso hoy que trabajo por proyectos que me renuevan e ilusionan me siento desafortunado.
Incluso hoy que utilizo el dolor y la tristeza que siento y albergo como fuerza para escribir me siento afortunado.
Incluso hoy que vivo en un mundo de crisis mundial y personal me siento afortunado.
Incluso hoy que necesito parar de trabajar para escribir esto como única medicina que sana mi garganta seca y ojos inundados me siento afortunado.
Afortunado y desafortunado me siento, en que péndulo me encuentro, que futuro albergo, que soy y como respirar.

domingo, 5 de abril de 2009

Cómo terminé viendo Slumdog Millonaire (segunda parte)


... Sin duda la película me revuelve en mi butaca, en mis palomitas, no es fácil no ver más allá de lo que te muestran, y más abstraerte de su significado. La película termina, las luces se apagan pero esas personas continúan en ese mundo, donde la miseria, la desesperanza, la violencia y la indignidad es lo que predomina. Doble es la miseria, la de la pobreza y la de la corrupción, ¿qué clase de elites son las que viven en estos países? Muchos en Occidente se echan la culpa de la desgracia que se vive en estos. ¿Alguien cree que no hay gente con dinero en las naciones subdesarrolladas o en vías de desarrollo? Nadie se pregunta que hacen estas clases acomodadas por sus compatriotas, por sus supuestos iguales. Alguien podría pensar que viven a disgusto sabiendo que el desamparo, la desdicha y la escasez predominan en la población a la que ellos, por posición, no pertenecen. ¿Qué clase de sociedad miserable puede disfrutar de todo tipo de lujo mientras el vecino carece de todo tipo de posibilidad, propiedad o bien? ¿Alguien cree que no existen elites muy bien formadas en los países en vías de desarrollo? ¿Qué no van sus jóvenes burgueses a buenas universidades y buenos colegios? ¿Qué todo el mundo esta condenado a vivir una vida alienada a Occidente o el Imperio? El que aquí escribe puede afirmar que sí, existe una clase dirigente con muchos posibles, con todos los posibles. Viven en un mundo paralelo a la gran mayoría de sus conciudadanos, acceden y disfrutan de todo lo que se puede acceder en un país rico y desarrollado. En ocasiones se ven obligados a compartir espacios con los Otros, no son muchos pero se ven, y no es que estén ciegos señor Meirelles y señor Saramago, es mucho peor ya que esto de alguna manera les podría justificar. Los ven, los miran, incluso se tratan y conocen, el problema es que no les importan por que no se mezclan, su futuro no esta con ellos ni depende de ellos. Esta casta social, no piensa participar en nada con los Miserables y lo saben, se conforman con dar algún obsequio que les libre de culpa. Entre ellos se reproducen, entre ellos se alimentan, entre ellos se perpetúan y justifican, entre ellos se ocultan y evaden la responsabilidad de hacer algo por la gran mayoría.
A Occidente se le puede culpar de haber creado muchos de los problemas que existen en el mundo, no lo negaré. Aún asi me siento orgulloso de pertenecer a la unica civilización que ha sido capaz de extender un pensamiento, una cultura y una educación en la ciudadanía de exigencia del reparto de la riqueza más igualitaria, de la necesidad de una felicidad y prosperidad compartida, de crear un Estado que aunque imperfecto dé posibilidad a una mayoría a alcanzar sus sueños o un modo de vida digno y humano.

sábado, 21 de marzo de 2009

A flote.

Llevo más de dos meses nadando en busca de una ruta que me saque de una niebla espesa que me llegó como el rocío por la mañana, sin esperarlo, de sorpresa, sin vaticinio previo. Hace algo más de dos meses que el barco se hundió por un golpe traicionero en la línea de flotación; dos meses cortando el cabo del ancla de un pasado en calma que creía ligero, cierto y seguro pero que al instante y en silencio tiró de mi hacia abajo, comenzó a ahogarme obligándome a saltar a un océano inmenso, desconocido, infinito y oscuro. No tardaron algunos restos en mostrarse con diligencia, otros me llegaron sin reconocerlos al primer vistazo, pertenecían ambos a un pasado más longevo, un pasado previo, sin contaminaciones. Lo agarre todo como antaño, con fuerza, confiado y sabedor de que hoy todo es valioso, nada se puede descartar, todo ayuda de una manera u otra. Lo difícil en el momento del naufragio no es darse cuenta de lo ocurrido aunque el golpe y la sorpresa te inmovilicen durante un tiempo; sino el día a día, el nadar sin confianza, en la mayor incertidumbre, en busca de un futuro que no te pertenece, que no conoces, al que no pones rostro; ser consciente de que la seguridad se ha terminado, que todo esta en vilo, que lo construido se ha ido a pique.
Gracias a los que siempre flotan me mantuve a flote y nadé con cierto rumbo, estos me permitieron creer que había orilla, que habría playa, costa o tierra. Me confirmaron que siempre queda algo a lo que agarrarse, algo real, preestablecido y eterno. Casi tres meses a la deriva, nadando en busca de futuro, esquivando todo aquello que sea pasado y queriendo pasar de largo del presente. La niebla comienza aclarar, en el horizonte, a lo lejos se intuyen luces tenues, lejanas, incluso escribiría que son ilusorias pero ilusionantes; con el pasar de los días algunas se hacen reales, posibles, es más, alcanzables. La confusión y el aturdimiento del golpe me han proporcionado sorpresas y salidas que me han renovado el esfuerzo, que me han permitido mirar hacia delante, que me han cambiado el pensamiento y aclarado la mente. Parece que algunos sueños olvidados del pasado tapados por el día a día pueden ser posibles y que el camino emprendido es el adecuado para hacerlos efectivos.
Hay vida después del naufragio, hay renovación después de lo amado, hay esperanza en todo comienzo. El ser puede tener más vidas que el gato si la entendemos como la proyección de planes, deseos e ilusiones y la acumulación de vivencias en un tiempo voluntariamente compartido.

jueves, 12 de marzo de 2009

Elecciones del 1 de marzo.

Sé que tengo con mis lectores el compromiso de publicar la segunda parte de Slumdog Millonaire pero la actualidad manda en muchos aspectos de la vida y las elecciones del 1 de marzo han generado una expectación y oportunidad única que puede además, desde una visión global podría cambiar el rumbo de muchas cosas que vienen siendo anomalías en este país todavía llamado España.
En 2001 muchos sentimos una profunda ilusión y expectación por la posibilidad de una victoria de los que desde entonces se denominan constitucionalistas en el País Vasco. El varapalo fue tan duro como grande era el anhelo; la derrota una vez más en las urnas del PP y PSOE aunados por Mayor Oreja y Nicolás Redondo me genero un hondo pesar y un descreimiento absoluto en las posibilidades de un cambio para una sociedad vasca que una vez más nos mostraba su inclinación al que considero uno de los grandes males de esta nación: el nacionalismo. Hoy sin embargo, ocho años después, la posibilidad es cierta, clara y obligada; el PSOE de Patxi López sin haber ganado las elecciones puede formar una coalición con PP y UPyD que le permite llegar a la Lendakaritxia. Es la hora de que los constitucionalistas cambien las cosas, el rumbo, la política, las instituciones, la sociedad. Y quiero hablar de cambio y no de ruptura, matiz muy importante del que no hemos olvidado desde hace ya muchos años. La coalición constitucionalista debe ser lista, precavida, observadora, despierta; el cambio se puede producir pero no será fácil. Treinta años de gobierno, cultura y amparo nacionalista no se cambia en cuatro años, es una sociedad acostumbrada a vivir con ciertas pautas, reglas y expresiones. Lamentaría que se quisiera cambiar todo en medio año, al igual que me entristecería que se perdiese la oportunidad de abordar los grandes cambios que necesita esta región.
La llegada a las instituciones de los constitucionalistas deben limpiar muchos espacios viciados por un nacionalismo que en treinta años ha sido incapaz, por no declarar aquí otras cosas, de terminar con el mayor problema que tiene, no sólo el País Vasco sino también España que es ETA. Todo el mundo sabe que la ertzaintza tenía órdenes claras de no detener a abertzales, que en el Parlamento vasco había partidos que defendían o no condenaban el asesinato, que las instituciones se han usado para enfrentar a españoles y deslegitimar la Constitución del 78.

Tengo la esperanza que el pacto PSE-PP en el País Vasco abra un nuevo camino de entendimiento entre los dos partidos mayoritarios a nivel nacional que tanto se necesita en estos momentos de crisis. También es cierto que no se vislumbra esta posibilidad, que tanto Rajoy como Zapatero mantienen un enfrentamiento constante, en mi opinión buscado por el presidente que siempre ha querido dejar claro que él es muy de izquierdas para evidenciar que el otro es muy de derechas. Es claro que el PNV ha dejado de ser un aliado en Madrid para Zapatero, y que CIU no se fía nada de éste desde la pasada legislatura. Al ejecutivo se le acumulan los problemas, la disyuntiva en la que se encuentra tiene una difícil solución si se sigue en la dinámica que viene dándose. El que aquí escribe piensa que sólo un gran pacto de Estado, que no decepcionaría a la mayoría, es la opción más acertada, más coherente, más equilibrada.
Es hora de que al País Vasco llegue la democracia, que la transición se complete y finalice. Pareto define la democracia como el cambio constante de las elites en el poder. Como toda definición de un objeto abstracto y complejo que se resume en media línea es inacabada y necesita de miles de matices. Siempre he pensado que en democracia el cambio de gobierno y dirigentes es positivo, es lo connatural al sistema, que la estabilidad no debe ser el único principio rector; aunque esto también podría ser largamente matizado y debatido.
En otro orden de cosas el triunfo claro del PP en Galicia y el no tan claro pero igualmente celebrado en el País Vasco me generan una preocupación que deseo sea resuelta con el paso del tiempo, por que la verdad detestaría tener que decir, en este caso, que tenía razón. Es una obviedad comentar que M. Rajoy ha salido reforzado de estos comicios, y aunque él dijo que si perdía el PP no era una derrota suya ya que no era él el que se presentaba parece que la victoria la asume gustosamente. Rajoy ha hecho suyas las victorias y ahora se siente reforzado dentro del partido y no creo que esto sea ni real, ni efectivo. Como dije más arriba la democracia es cambio en las elites dirigentes, y sumaría también la necesidad de asunción de responsabilidades; ya lo dije hace un año en éste mismo espacio (“Sobre el PP después de las elecciones”), Rajoy perdió las elecciones y debió abandonar el cargo, el que siga en él después de lo sucedido en la legislatura pasada no ayuda al entendimiento, no quiso y ha venido dando tumbos hasta hace diez días. Además no creo ni que haya subido en la valoración que tienen los españoles de él y tampoco creo que sea el político que pueda por si sólo, sin crisis, corrupciones, escándalos e ineficacias ganar a Zapatero. La verdad es que Rajoy no convence a la mayoría del electorado, es más no convence ni a la totalidad de su propio electorado, no crea ilusión en un proyecto, no es atractivo, no es cercano, no es un líder en el que yo crea. Para mis lectores de derechas, muy a mi pesar parece que estas victorias son pan para hoy y hambre para mañana como muy bien dice el refranero español.

martes, 3 de marzo de 2009

Cómo termine viendo Slumdog Millonaire (primera parte)

Salí de casa con los cascos puestos, anduve hasta el metro, seis paradas hasta Ópera. Embelesado salgo a una parada en obras, algún día encontraran el famoso tesoro. Al cielo de Madrid estos últimos días le han dado un brochazo de gris, el sol juega al escondite, ahora le ves y te da calor, ahora se esconde y debes subirte el cuello de la chaqueta. Mi jornada de “Un tuerto por Madrid” iba a ser engañosa, parecía que tenía cita concertada con el contratiempo. Cruzo el Palacio Real dirección Parque de Debod, enseguida, a mi derecha, la heladería Palazzo, aquí me he comido más de un cuarto de litro de helado de arroz con leche, siempre me trae buenos recuerdos. La tecnología se me subleva nada más fotografiar el Senado y el paseo que me debía llevar al templo de Debod, Ferraz, Princesa y Plaza España pierde su sentido, la cámara y el MP4 se han quedado sin batería. Me veo obligado a improvisar algo, no ha hecho más que empezar la tarde, miro a mi alrededor, me encuentro en Plaza de España y no sé que hacer, pienso, rebusco y en seguida la idea de ir al cine me sale del bolsillo. ¿Cuánto dinero llevo encima? miro, ok, creo que hasta podré consumir, no concibo el cine sin palomitas. Llego a los Renoir, en cartelera: la segunda parte del Che, la tengo apalabrada; reposiciones de algunas triunfadoras en los Goya, hay no me pillas; Slumdog Millonaire, justo la que buscaba, nadie me ha hablado mal de ella y aunque sé que la historia me va a traer problemas me decido, todo sea por el cine.
Cola de domingo en los cines Princesa, he llegado con tiempo no creo que haya problemas de sitios. 7,2€ la entrada, 12€ con palomas y agua. Ojeo el periódico interno que me anuncia próximos estrenos interesantes, “RAF: facción del ejercito Rojo” película alemana, llevan una buena racha y “Ensayo sobre la ceguera” por lo que sé no tiene buenas críticas pero el tema es sugerente. Slumdog Millionaire gran película, gran historia made in Hollywood o debería escribir Bollywood. Gran originalidad en la narración de la historia, a cada pregunta que le realizan a Salim en el programa esta es contestada gracias a un fragmento de su vida donde encontramos las respuestas en sus vivencias. La historia gana en complejidad, emoción y fuerza a cada pregunta; la tensión aumenta y aumenta, y al final todos os lo podéis imaginar.
No estoy para historias románticas y por eso decido fijarme en lo que subyace en ésta, con aquello que el director no has querido ofrecer de la India, lo que nos muestra, el patio trasero de la democracia más populosa del mundo, la calle paralela a las avenidas importantes de Bombay. Algunos de los presentes en la sala querrán o habrán ido a la India pero ninguno iría donde el director nos traslada para desarrollar la historia de este slumdog (chico del chamizo). Desconozco la miseria, lo que es y supone, desconozco la miseria en Asia y, he tenido la oportunidad de verla en Latinoamérica, postal de un chabolismo que ni la vista consigue alcanzar y que me quedó grabado en la retina en mi visita a México DF y que luego amplié en Brasil a menor escala pero de una manera más cercana. Barriadas donde la Sra. Esperanza Futuro es la única vecina que no vive ahí, se mudo a los barrios altos hace mucho tiempo…

jueves, 26 de febrero de 2009

Un primer vistazo a la crisis.

Hace ya algunas semanas M. Rajoy definió la situación actual de país como emergencia nacional. La verdad es que aunque creo que la situación comienza a ser dramática me parece que emergencia nacional es más propio de una situación bélica, desastre natural sin precedentes o atentado a gran escala. Es más, cuando alguien utiliza un término como éste debería estar acompañado de ideas y propuestas que consideres van a mejorar, paliar o sacar al país de la situación tan grave que pronosticas, pero ya sabemos como son los políticos, palabras muy gruesas acompañadas de pocas o ninguna respuesta. La situación de la nación es muy preocupante por más que el ejecutivo no quiera hablar mucho de ello y no sólo por el lado económico si no también por la situación política, institucional y social que comienzo a percibir. Es bastante evidente que se esta acabando una época para el mundo occidental que más adelante se contagiará y golpeará a otras regiones del planeta como los países emergentes de Asia y Latinoamérica, tema que espero poder analizar en breves semanas.
La crisis económica en la que nos estamos viendo sumergidos comienza a dar muestras de ser única y diferente a cualquier otra que haya ocurrido. Su magnitud es todavía desconocida aunque sus efectos ya son tangibles y más que visibles. España no hace muchos meses se suponía mejor preparada que ningún país de Europa, un Zapatero orgulloso y una vez más soberbio hablaba de la Champions de las economías, había superávit y todo se confiaba a éste; sin embargo la realidad es otra muy diferente, España se esta mostrando como un país que siendo octava potencia mundial, como decían no hace mucho nuestros políticos, tenía los pies de barro y aunque es cierto que nuestro sistema financiero está demostrando una gran fortaleza en el primer envite no es menos cierto que los otros sectores de la economía están en caída libre con destino por ahora a ninguna parte y estos terminarán haciendo mella en el anterior, las Cajas de Ahorro comienzan a resentirse.
Ante la actual situación de paro masivo, gasto público exorbitado y lo que es peor ineficiente y negligente, la caída del consumo y de la recaudación en todos los impuestos, descenso de la producción y la demanda industrial y muchos otros datos igual de alagueños el ejecutivo de Zapatero se muestra cansado, sin ideas, inútil, sin proyecto, desbordado por una situación que por mucho que digan y quieran que nos olvidemos tanto socialistas como seguidores algo sabían, si llevan pronosticando el final meses ¿porqué no iban a conocer el inicio?. Pero ante un gobierno completamente noqueado y paralítico no hay respuesta de una oposición fuerte y en continuo movimiento lo que comienza a producir vértigo y desasosiego ya que la democracia necesita de varios actores para su óptimo funcionamiento. Pero todo lo contrario, el PP no se atreve a presentar propuestas más allá de la bajada de impuestos que se hace insuficiente.
Sin duda se necesita un plan que supere los fuertes recelos, injurias, insultos y diferencias que han ido separando a los partidos de diferentes colores en la última década, se necesita ahora más que nunca un pacto a nivel nacional donde los dos grandes partidos lleguen a un acuerdo global y al mismo tiempo concreto de cómo vamos a cambiar un modelo productivo que en cuestión de meses la crisis ha llevado al tanatorio. En esto todo el mundo debería estar de acuerdo, la nación necesita fuertes y grandes cambios estructurales que suponen tomar medidas impopulares, no siempre acertadas y sin duda valientes y arriesgadas; pero para eso votamos, para tener líderes dispuestos y preparados para las vacas flacas y las gordas, no sólo para hacer discursos en mítines de aplausos asegurados y pedir un voto que les asegure los privilegios, cada vez mayores, de pertenecer a la administración. Se necesita un proyecto nacional que supere partidos, personalidades y regiones; un ejecutivo fuerte con un proyecto de hondo calado y con proyección más allá de las próximas elecciones generales y que incluso encuentre continuidad aún habiendo cambio en Moncloa, y para eso se necesita que los dos grandes partidos y a poder ser el resto del arco parlamentario se reúnan las horas que hagan falta y saquen propuestas ilusionantes y al mismo tiempo realistas y posibles.

Va a ser hora de superar los prejuicios ideológicos, aparcar las mil contiendas que llevan produciéndose entre unos y otros en los últimos años, es hora de pensar en Nación, por encima de intereses individuales, colectivos o de partidos. Es hora de pensar en unidad y dejar a un lado el continuo soniquete de lo diferente que somos todos, de centralizar más y olvidarnos de privilegios y cuotas que sólo favorecen a unos pocos. Es hora de más España y menos Autonomías, de menos nacionalismo y más grandeza y mentalidad de Estado. España necesita un cambio muy profundo, comenzando por un proyecto energético que vaya más allá del post-materialismo y dvds propagandísticos sobre el cambio climático dando más relevancia a términos como productividad, eficiencia y desarrollo, un combinado de nucleares y renovables, que genere puestos de trabajo y abaraten los costes energéticos del país. Se necesita un proyecto nacional de transporte de mercancías que supere las carreteras con su combustible escaso, fluctuante y dependiente, soy consciente de que a corto plazo da menos votos que el AVE por no ser tan vistoso pero hay que superar la urna. Es urgente un proyecto industrial nacional que proporcione plusvalías, productividad, investigación y desarrollo, sueldos altos con capital humano muy cualificado. Vital crear un proyecto nacional de educación donde las comunidades autónomas dejen al lado sus intereses particularistas, donde se supere el cliché de la igualdad por la idea de la exigencia y la responsabilidad. España necesita un mercado nacional único, que la legislación no varíe en lo fundamental y las empresas encuentren facilidades para moverse de una región a otra. Se necesita una reforma profunda en el mercado laboral, reducción de impuestos, menores costes de seguridad social, y muchas otras cosas que un simple español como yo se le escapan, no las encuentra por mucho que las busque y piense en ellas.
¿Alguno de mis estimados lectores cree que algo de lo aquí propuesto tendrá cabida en algún partido situado en el arco parlamentario? ¿Es falta de modestia creer que por lo menos una de estas propuestas es útil e incluso necesaria? Me desilusiona responder que creo que esto está más lejos que cerca de que pase; aunque creo o quiero creer que no quedará otra opción llegado el momento, y ahí está uno de los problemas, el tiempo. Llevamos perdidos muchos días, semanas, meses incluso años, enfangados en disputas que no han producido, en lo general más bienestar, ni nos han unido más, ni han hecho de España un país más productivo, fuerte, solvente y orgulloso y la crisis lo esta poniendo de manifiesto.

martes, 17 de febrero de 2009

Intimo

El tiempo comienza a cambiar en Madrid después de un invierno que será recordado por la sociedad y por las estadísticas como uno de los más fríos de las últimas décadas. Un comienzo de año donde el clima y ánimo se han acoplado a la perfección, parecían uno; sin embargo el tiempo comienza a mejorar, el sol se muestra, gana protagonismo en su feudo que es el cielo y se hace sentir, las nubes se apartan y desaparecen. Mi ánimo, por el contrario, se tambalea como un borracho en la noche madrileña, unos días me muestro medianamente contento y con algo de ánimo, y otros me siento triste y apático, aun así coinciden en un punto, gran parte de la jornada un solo pensamiento ocupa mi mente, mil preguntas, análisis y reflexiones interfieren en mi cabeza, justo aquellas que desearía que no estuviesen, aquellas que tanto daño me provocan y a las que espero ir eliminando poco a poco.
Hay momentos que me comparo con los árboles que me encuentro diariamente: frío, desnudo, desprotegido, gris, parado, vacío, en espera de volver a la vida, de dejar está estación que me obliga a caer en un estado desánimo para luego florecer, sabedor de que es sólo cuestión de tiempo, y aunque el echo de ser mortal y ser consciente de ello provoca cierta impaciencia siempre me repito: esto pasará. El Sr Felicidad es un muerto viviente, el día no brilla como antes, la noche es muy larga y mis sueños muy cortos, placeres como la lectura, la comida o el escribir han perdido gran parte de su sabor. Pero el comenzar a ver el sol, el poder sentarme en la calle y contemplar como pasa la gente sin necesidad de arrugarme en mi mismo debido al frío me supone una mejora infinita, ¡gracias dios Sol por existir, calentar y dar la vida! No es fácil pasar por lo que paso, continuar sin mirar atrás, sin recordar un pasado feliz roto en días que costó mucho construir. No es fácil saber que todo aquello que creías y pensabas como ideal y perfecto se viene abajo cual castillo de naipes golpeado por una racha de viento en un segundo, minuto o día. No estar seguro ni donde pisas ni a donde vas; que lo que tanto esperabas, aquello que habías deseado y ansiado como niño en la noche de Reyes Magos sólo es un bonito envoltorio, una ilusión que embellece un regalo realmente envenenado y traicionero que te hiere de tal forma que suturar la herida será difícil y convencido estoy de que dejará una cicatriz profunda, marcada e intemporal.
Hoy el país se encuentra conmigo en crisis, los dos estamos en un momento histórico de nuestra existencia, lo que hagamos ahora decidirá nuestro futuro, el camino ni es fácil de encontrar ni es recto y único, se oculta y se esconde a cada tramo. Pero desde aquí quiero mandar este mensaje: en el estado actual todos debemos saber cuanto menos dos cosas: primero, que sólo en los malos momentos, en las situaciones críticas es cuando las personas o los pueblos se muestran más fuertes que nunca, más solícitos que en el pasado, más solidarios y cercanos, más dispuestos al sacrificio y asumir conjuntamente los problemas dejando claramente y en evidencia a aquellos que sólo encuentras cuando todo va bien, cuando la alegría, la riqueza o la prosperidad es lo que domina y abunda; y que la esperanza, la fe o la necesidad de creer en un futuro mejor es imprescindible para el ser humano al igual que para las naciones, sin el tren llamado Esperanza y dirección futuro sólo cabe la depresión, la incapacidad, la inacción, la desesperanza y ninguno de los dos debemos caer en ella.
Como ya he dicho no todo debe ser desesperanza e infelicidad aunque sólo sea por que en estos momentos hay personas que te demuestran su gran corazón y valía, que lucen con luz propia cuando lo que hay es una oscuridad densa e inabarcable y a los que yo desde aquí no puedo dejar de nombrar. Agradecer a mi familia y muy especialmente a mis hermanos que sin ella no sabría donde estaría, y a ellos que han puesto el listón muy alto, deseo poder estar al mismo nivel; a mi cuñada y, sin duda y en mayúscula, a mi no cuñada que me han ofrecido mucho cariño, compresión y ánimo; a mis amigos, especialmente a dos con sus respectivas novias, sabéis que estoy para lo que necesitéis.

Esto sólo es el final de una vida y el principio de otra, nada dura eternamente ni nada acaba definitivamente, todo sigue. ¡Sigamos pues!