martes, 28 de abril de 2009

Reflexiones desde una silla


"…Porque ni el pasado ni el futuro podría nadie perderlo. Porque de lo que no se tiene ¿cómo podría uno desprenderse?..."
Marco Aurelio, “Meditaciones” punto 14 del libro II

Es claro y diáfano que no nos podemos desprender del pasado; y del futuro: ¡Dios dirá!, y lo único que nos pertenece es el presente. Eso no significa que el futuro y el pasado sean la misma cosa. El primero es impredecible y sólo se puede actuar en él de una manera limitada. Me atrevería a decir que cuando la vida te golpea o te acaricia, si por un segundo (no muy largo) aceptamos que el destino está escrito, éste viene de su mañana para arrebatarte tu presente al que crees, en la cotidianidad del día a día, tienes tan controlado, tan domesticado. El pasado, sin embargo, en cierto modo ya es parte de nosotros, se adhiere a nosotros, lo hemos acomodado en nuestro bagaje personal, esto ultimo Jiménez Losantos lo tildaría de cursi, no sé si por qué lo dijo en una ocasión el Faraón o por qué lo cree sinceramente, la verdad, en ocasiones ya no sé distingue sus guerras personales de sus creencias sinceras.
Lo cierto es que hoy somos ayer, que nuestro pasado es parte de nosotros, que no seríamos los mismos sin él y que éste influye en nuestro presente y por tanto lo hace en el futuro. El pasado nos ha moldeado: sus tristezas, alegrías, dramas, festejos y sobresaltos nos han hecho diferentes, nos han cambiado el rostro y la mirada. El pasado no nos pertenece ni nosotros a él.
En ocasiones algunos amigos, supongo que en unos de mis momentos en que gusto hacerme el interesante, me habrán oído proclamar solemnemente: “hay que estar en paz con tu pasado” ¡Cómo si fuera el jodido Tony Soprano que tiene más fantasmas a sus espaldas que queridas en Nueva Jersey! Pero es cierto, por vago que sea, es más lo creo sin dudar, es fundamental estar en armonía con tu ayer, hay que aceptarlo. De todas formas no seré yo el que diga que tiene un pretérito tormentoso, mis queridos padres no me lo permitirían, ellos si que han pasado un pasado malo conmigo. Y sé de primera mano que algunos de mis lectores han tenido días bastantes más crudos que los míos. No seré yo el que clame aquí por lo que le ha pasado, o le que le han hecho, muchos habéis mostrado vuestras mejores caras en las peores caídas, resbalones, o crujido de rodillas y ya sabéis que siempre hay que caer mirando hacia arriba. No os digo nada nuevo, sólo os lo repito.
Ahora me pregunto: ¿por qué escribo esto?, no es lo habitual aunque mis salidas de pata de banco comienzan a serlo. Reconozco que el blog está mutando con su autor. Lo cierto y real es que me encontraba en el vapor de la ducha después de haberme liado con mi amiga María y se me han ocurrido la mitad de estas cosas y la otra mitad me han ido saliendo a la vez que escribía, en serio, como dice el anuncio de Telemadrid de las pelis del miércoles: un texto sin cortes…bueno casi.

martes, 14 de abril de 2009

Incluso hoy...

Incluso hoy que una espesa capa de nubes no han permitido que el sol de Madrid pudiera salir y hacer su trabajo y han helado mi día con su fría lluvia me siento afortunado.
Incluso hoy que no puedo evitar que se me fugue una lágrima después de un tiempo sin goteras me siento afortunado.
Incluso hoy que en multitud de ocasiones me siento caliente por fuera y frío por dentro me siento afortunado.
Incluso hoy que siento y veo el futuro más inestable y negro que nunca me siento afortunado.
Incluso hoy que tengo a la persona que tanto amé tan lejos me siento afortunado.
Incluso hoy que me siento más cerca y arropado por mis hermanos que en cualquier otro momento de mi vida me siento desafortunado.
Incluso hoy que sé mejor que nunca quienes me apoyan y quienes me quieren me siento desafortunado.
Incluso hoy que me regalan una dulce mirada de ojos color miel me siento desafortunado.
Incluso hoy que trabajo por proyectos que me renuevan e ilusionan me siento desafortunado.
Incluso hoy que utilizo el dolor y la tristeza que siento y albergo como fuerza para escribir me siento afortunado.
Incluso hoy que vivo en un mundo de crisis mundial y personal me siento afortunado.
Incluso hoy que necesito parar de trabajar para escribir esto como única medicina que sana mi garganta seca y ojos inundados me siento afortunado.
Afortunado y desafortunado me siento, en que péndulo me encuentro, que futuro albergo, que soy y como respirar.

domingo, 5 de abril de 2009

Cómo terminé viendo Slumdog Millonaire (segunda parte)


... Sin duda la película me revuelve en mi butaca, en mis palomitas, no es fácil no ver más allá de lo que te muestran, y más abstraerte de su significado. La película termina, las luces se apagan pero esas personas continúan en ese mundo, donde la miseria, la desesperanza, la violencia y la indignidad es lo que predomina. Doble es la miseria, la de la pobreza y la de la corrupción, ¿qué clase de elites son las que viven en estos países? Muchos en Occidente se echan la culpa de la desgracia que se vive en estos. ¿Alguien cree que no hay gente con dinero en las naciones subdesarrolladas o en vías de desarrollo? Nadie se pregunta que hacen estas clases acomodadas por sus compatriotas, por sus supuestos iguales. Alguien podría pensar que viven a disgusto sabiendo que el desamparo, la desdicha y la escasez predominan en la población a la que ellos, por posición, no pertenecen. ¿Qué clase de sociedad miserable puede disfrutar de todo tipo de lujo mientras el vecino carece de todo tipo de posibilidad, propiedad o bien? ¿Alguien cree que no existen elites muy bien formadas en los países en vías de desarrollo? ¿Qué no van sus jóvenes burgueses a buenas universidades y buenos colegios? ¿Qué todo el mundo esta condenado a vivir una vida alienada a Occidente o el Imperio? El que aquí escribe puede afirmar que sí, existe una clase dirigente con muchos posibles, con todos los posibles. Viven en un mundo paralelo a la gran mayoría de sus conciudadanos, acceden y disfrutan de todo lo que se puede acceder en un país rico y desarrollado. En ocasiones se ven obligados a compartir espacios con los Otros, no son muchos pero se ven, y no es que estén ciegos señor Meirelles y señor Saramago, es mucho peor ya que esto de alguna manera les podría justificar. Los ven, los miran, incluso se tratan y conocen, el problema es que no les importan por que no se mezclan, su futuro no esta con ellos ni depende de ellos. Esta casta social, no piensa participar en nada con los Miserables y lo saben, se conforman con dar algún obsequio que les libre de culpa. Entre ellos se reproducen, entre ellos se alimentan, entre ellos se perpetúan y justifican, entre ellos se ocultan y evaden la responsabilidad de hacer algo por la gran mayoría.
A Occidente se le puede culpar de haber creado muchos de los problemas que existen en el mundo, no lo negaré. Aún asi me siento orgulloso de pertenecer a la unica civilización que ha sido capaz de extender un pensamiento, una cultura y una educación en la ciudadanía de exigencia del reparto de la riqueza más igualitaria, de la necesidad de una felicidad y prosperidad compartida, de crear un Estado que aunque imperfecto dé posibilidad a una mayoría a alcanzar sus sueños o un modo de vida digno y humano.