lunes, 1 de septiembre de 2008

Región fronteriza y un apunte sobre la aviación.

En el mundo hay muchas y muy diversas regiones fronterizas, la diversidad social, territorial, cultural y económica a demás de la política las definen y determinan. La región fronteriza a la que yo quiero aludir hoy aquí es la que se da entre España y Francia por la parte del mar cantábrico a travesando las vascongadas. Sin duda es una región fronteriza donde a simple vista las diferencias no deberían ser muy pronunciadas por ser los dos países participes del primer mundo, industrializado y democrático, sin embargo, y yendo desde Madrid a las Landas en Francia el salto es cualitativo y no por el mero echo del idioma sino por lo explicado o descrito en mi anterior escrito. En las Landas y en el distrito de los Pirineos Atlánticos, que no País Vasco francés, encontré un gusto, elegancia, cultura y filosofía de vida muy alejada de la que me encuentro en Madrid o en cualquier otro lugar de España que haya podido visitar. En algunas conversaciones con amigos y familiares donde se exalta el buen hacer francés sin embargo no se niega que por la zona cantábrica y vascongada la diferencia no es tanta, aunque existe, es visible y se nota.

Aún así como quiero desarrollar aquí la regiones fronterizas que no son separadas agudamente por mares o ríos donde hay una frontera con fácil acceso es sin duda una zona donde poblaciones, sociedades e individuos se mezclan, entrecruzan, diversifican y combinan para crear pueblos que sin dudarlo mucho se deben diferenciar de cualquier otra situada en el interior del país. Aunque mi deseo fue el de visitar San Sebastián no pudo ser y sólo pude hacer una pequeña visita a Zarauz, pueblo cercano al anterior y el resto del viaje lo desarrolle en las Landas y los Pirineos Atlánticos. Éstos se ven muy salpicados de la cultura española y vascongada debido a la cercanía y el contacto que las dos sociedades tienen, la pelota vasca y el toro están muy extendidos en la región y los cárteles publicitando este tipo de eventos se encuentran por doquier.

Fue sin duda una pena no poder visitar San Sebastián por que tenía ganas de ver in situ una de las tres capitales de las vascongadas y hacerme una pequeña y limitada idea de lo que supone encontrarse en la única región a la que no ha llegado la plena democracia y no por culpa de los poderes centrales como algunos necios piensan y expresan sino por la existencia de un grupo de asesinos y de otros muchos que sin serlo se benefician, lo niegan, lo permiten o lo alientan que no permiten el desarrollo libre del pueblo español y digo español por que los asesinatos no se limitan geográficamente al territorio en cuestión sino que es extensible al nacional y por tanto la responsabilidad y la problemática es nacional y compartida. No ha llegado la plana democracia por muchas razones pero sólo daré un apunte que todo el mundo puede entender y que es incontestable: la oposición política y parte de la social necesitan de escolta para realizar con cierta normalidad su vida cotidiana. No hay democracia occidental que se quiera denominar como tal que permita esto, por cierto problema que no preocupa mucho al gobierno nacionalista al que cuando le conviene habla de democracia y de elegir en libertad.

Pero bueno éste es uno de los cánceres que tiene interiorizado la sociedad española y con ello sus sistema político y que muchos todavía no están muy convencidos de que con la ley se puede combatir y que únicamente lo extirparemos con la voluntad absoluta de que sólo su derrota total y definitiva es la única vía. Pero cambiando un poco el tema, mi deseo era observar la vida de libertad deficitaria que se da en el Vascongadas y mi corta estancia me permitió ver detalles de cómo aquellos que defienden el tiro en la nuca y la bomba lapa expresan alto y libremente su posición generando una violencia no visible, fáctica pero real y poderosa. Cárteles como el de la foto u otra cerca de la frontera con Francia desplegado en un paso elevado en la autopista donde se podía leer: “El País Vasco se encuentra en estado de sitio” son algunas de las necedades que se dan en una de las sociedades más ricas y con mayor autonomía de Europa. Sin duda riqueza, inteligencia y cultura no siempre van de la mano, ni una significa la existencia de la otra y el País Vasco es claro ejemplo. No existen bloqueos, ni prohibiciones de celebraciones de fiestas, ni fronteras cerradas, incluso se da todo lo contrario, manifestaciones, concentraciones y algarabías a favor de aquellos que sesgan la vida de conciudadanos, vecinos y desconocidos por el simple echo de no querer o comprender algo que es una quimera, una ilusión, un desvarío y un despropósito. El vasco puede salir de su pueblo, hablar y aprender uno o los dos idiomas que le son propios, leer sobre su cultura, practicar sus artes sin ningún tipo de impedimento más allá de su capacidad económica o la distribución de ese servicio; sin embargo a muchos que disfrutan de todo esto le han metido en la cabeza que no lo hacen, o que no es suficiente. Que pena que sus vecinos franceses hayan conseguido crear una sociedad libre, sin complejos identitarios aún viéndose diferenciados de los parisinos o de sus compatriotas del norte o de la costa azul para aceptar el toro y la pelota vasca o surfear en las playas del litoral vascongado y que en las vascongadas posiblemente debido a su nacionalismo borreguil y provinciano no hayan encontrado la paz, libertad e igualdad que disfrutan sus vecinos del norte.

Un apunte sobre la aviación
Hace unas semanas se dio un accidente dramático de aviación en España que ha puesto en duda, en seguida, la seguridad en el mantenimiento y seguimiento que se hace a las compañías aéreas gracias al periodismo amarillo que cada vez se da más en las televisiones españolas. El mundo de la aviación sufre una grave crisis desde que en septiembre de 2001 Ben Laden decidió atentar contra EEUU con aviones comerciales, generando una fuerte alarma y subida de precios en los seguros aeronáuticos y gastos inmensos en seguridad en aeropuertos y aviones. Otro factor que termino golpeando fuertemente, hasta llevar casi a la ruina a algunas poderosas compañías son las famosas low cost aplaudidas por todo el mundo por eso que algunos llaman democratización de la aviación o del turismo mezclando democracia con libre mercado. Éstas que se encuentran en difícil situación económica a día de hoy por el echo de vender billetes entre 20 y 50€ a casi cualquier destino de Europa posiblemente tengan que retirarse del mercado una vez reventado éste. La gran mayoría aplaude estás ofertas ya que en general lo que nos preocupa es el precio y no el servicio, el trato o todo lo que hay detrás del personal de la tripulación, y luego sin embargo gritamos por los bajos salarios o los abusos que comienzan a darse en las empresas y que aceptamos sin rechistar. Estimados y atrevidos lectores los derechos, los buenos servicios y el trabajo debe pagarse y por ello los bienes y servicios producidos deben tener un precio, ¿y quien no sabe que nada ya cuesta 20€? y menos un billete de avión con los gastos que genera el mantenimiento de una compañía. Desde aquí defiendo la competencia que es necesaria para la existencia de libertad y alienta la iniciativa individual, pero clamo por una competencia en igualdad de condiciones, seria y responsable.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como tu bien has descrito en algún fragmento de tu escrito, en el País Vasco existe, desde mi punto de vista, una dictadura nacionalista, abarcando, lógicamente, el poder político, pero también el mediático y el social. Algunos dirán que en esta región española hay elecciones libres y democráticas, si, hay elecciones, pero de ahí a que éstas sean libres hay un largo, larguísimo, recorrido.
A las sociedades se les influye de esos tres poderes que he descrito anteriormente, político, mediático y social. Lo adecuado es combinar estos poderes para que produzca un bienestar global unido al respeto por las libertades individuales. Todo ello, mal conjugado, crea un clima social donde se puede desvirtuar todo, el bueno es el malo, y éste ahora es el bueno. Se desvirtua la realidad para satisfacer estos tres poderes, que, ahora, tienen la potestad de definir el bien y el mal. Por desgracia, en mi opinión, ocurre esto en el País Vasco. Se puede llegar a enterder que ocurra en regiones pobres y con conflictos de guerra, donde se matan los unos a los otros, no donde unos matan a otros y encima tienen un alto nivel de desarrollo económico.

Charlie.