domingo, 14 de junio de 2009

Buena nueva.

Es curioso como la vida te puede atropellar para que te des cuenta de lo que eres, en donde estás y en lo que te has convertido. O mejor aún y como me ha pasado en alguna ocasión se asemeja a cuando el mar te coge y te da vueltas sobre ti mismo, te hace tragar agua y te deja sin aliento en un remolino, parece que te engulle, que te quita la vida en segundos para a continuación escupirte de nuevo a la playa con el desprecio de aquel que se siente y sabe muy superior. La vida puede ser salvaje y no tener compasión, los telediarios están llenos de ejemplos todos los días aunque sería absurdo e insensato por mi parte comparar cualquier cosa que haya podido vivir con alguna de las muchas desgracias que estos nos cuentan con desmesurado esfuerzo, que nadie dude, no pienso hacerlo. Dentro de nuestras posibilidades y de nuestro ámbito desde hace un tiempo creo que no siempre es malo que la vida te golpe y zarandee, te agite y menee, que te ponga de lado y te eche a rodar hasta estar del revés. He aprendido que el no saber ni pensar a donde vas provoca que explores caminos que nunca pensaste encontrar, que no ideaste buscar, que no imaginaste que estuviesen ahí aunque están para todos escondidos tras los algodones de la vida placentera. No afirmo que esos caminos sean todos certeros o incluso que sean buenos o los mejores, ni que ser atropellado o ahogado sea lo mejor que te pueda pasar en la vida, no vaya a ser que si no se me entiende bien en los próximos días pueda ver asombrado en el noticiario que hay gente que se deja atropellar para ver si se cumple lo que yo pueda aquí escribir.
Pero a lo que vamos, hoy y después de muchos meses estoy muy tranquilo, he alcanzado cierto equilibrio después de unos largos meses sin estabilidad y permanencia. La vida me cogió, como en rarísimas ocasiones puedo hacer yo con una mosca y como gigante me guardo en su puño, me agitó y golpeó contra los límites de sus posibilidades para después retornarme al camino absolutamente mareado, distorsionado, aturdido, sin nada claro y con todo en el aire. Las heridas y las contusiones se dejarán ver por mucho tiempo y entiendo que debo mirarlas no como recuerdos del dolor sufrido o de aquello que perdí hace tiempo, sino como muestras de cómo uno puede morir y renacer, deshacerse y hacerse, caer y levantarse, que no siempre es tarde para volver a comenzar ni nada es definitivo mientras se pueda respirar.
Todo lo anterior se justifica por lo que viene a continuación. Recuerdo como si fuera ayer, tampoco ha pasado mucho tiempo ya que forma parte de mi historia más reciente, como, donde y de que forma decidí embarcarme en el camino que hoy estoy a un paso de pisar. Fue en una de esas largas noches de enero a hora muy temprana hasta para el sol, cuando el sueño era lo más buscado y esperado recordándome al gato que se escapa por la noche desapareciendo por un tiempo y que no se sabe cuando volverá. Bien aconsejado la noche anterior me propusieron la posibilidad y forma de irme del país y acepte. De madrugada hablé con mi hermano menor que alegremente decidió ayudarme a mover todo. Supe desde el primer momento que era una de esas decisiones que se toman en momentos críticos y a las cuales, la verdad, no estoy nada acostumbrado. Pero las oportunidades no se dan, ni se muestran, ni se ofrecen todos los días; y no siempre se esta preparado, ni se tienen las maletas hechas o se esta vacío de equipaje para coger los trenes en los que viajan. Para mi se dio en hora y sitio acertado y lo cogí sin pensar. Hoy, cinco meses después, es un hecho, el camino se muestra bajo mis pies, comenzaré una nueva vida en el nuevo mundo dentro de algo más de ocho semanas, mi blog se trasladará conmigo al norte de los USA y espero que siga mutando con su autor como viene haciéndolo. Incluso volver a retomar el pulso a la política española y algo que me apasiona hoy más que ayer, darle especial atención a la americana.
Los que me seguís habitualmente sabéis que no he pasado por mi mejor tiempo, sin duda hoy os doy las gracias por no dejar de hacerlo y me parecía de justicia compartir esta buena nueva con vosotros. Los que no lo hacéis de manera continua supongo que algo habréis notado, algo me ha pasado y también os doy las gracias ya que parece no haberos aburrido si seguís pasando por este espacio. Los que sin querer queriendo han llegado nuevos a este blog, bienvenidos, espero que os guste hoy y mañana; y para terminar, a los que dejaron de leerme adiós, no nos debemos nada, la puerta siempre estará abierta.

No hay comentarios: